jueves, 24 de septiembre de 2015

Sana tu mente y sanarás tu cuerpo



"El cuerpo sano es producto de la mente sana"
                                                      George Bernard Shaw


Cada día más voces calificadas aseguran que no existe una división mente-cuerpo. Lo que le pasa al cuerpo le afecta a la mente, y lo que le pasa a la mente le afecta al cuerpo. A mi me parece que tiene toda la lógica del mundo. Las llamadas enfermedades psicosomáticas son aquellas que se reflejan en el cuerpo pero cuyo origen no es físico, sino psicológico y/o emocional. De igual modo, una enfermedad física crónica puede alterar nuestra salud mental.Se trata de un circulo que puede convertirse en vicioso. Esta relación mente-cuerpo, que ha sido defendida por filósofos y estudiosos a lo largo de la historia, como Aristóteles y Platón, está cobrando cada día más fuerza gracias a las investigaciones de médicos y psicólogos.


 Y justamente tuve la oportunidad de platicar sobre este tema  con un reconocido Psicólogo clínico español, Miguel Ángel Rizaldos, quien nos  habla de esta conexión que no debemos ignorar si deseamos tener una salud integral.

 Asegura que la relación mente-cuerpo es bidireccional y que es una unidad indivisible.  "Al ser humano lo tenemos que entender como un conjunto cohesionado de mente y cuerpo. En la teoría lo podemos separar en su parte física y en su parte psicológica. En la realidad, ambas cosas están fusionadas y no se puede entender la una sin la otra"

El Psicólogo Rizaldos señala que lamentablemente hay poca cultura sobre la salud psicológica "Todos sabemos cómo mantener nuestra salud física y cómo practicar la higiene dental, por ejemplo. Lo hemos sabido desde bien pequeños. Pero ¿qué sabemos sobre el mantenimiento de nuestra salud psicológica?¿Qué enseñamos a nuestros hijos acerca de higiene emocional? Dedicamos más tiempo  al cuidando de nuestros dientes que al de nuestra mente. ¿Resulta que es nuestra salud física mucho más importante para nosotros que nuestra salud psicológica?"



¡Cuánta razón tiene! En publicaciones anteriores les he platicado como el cáncer me provocó un estrés tan terrible que me hizo entrar en una horrible espiral de miedo, angustia y depresión, y como todas estas emociones provocaron que el cáncer volviera. Mi mente estaba enfocada en la enfermedad física y lo único que yo lograba con esto era atraerla una y otra vez. En este sentido Miguel Ángel Rizaldos nos comenta: "A un nivel de ansiedad tan alto llegamos por que la información que recibimos de nuestro entorno, a través de nuestros sentidos, es procesada en nuestro cerebro de forma errónea. Por ejemplo, si nos encontramos ante un examen de conducir y procesamos esa circunstancia de forma errónea, nuestro cerebro entenderá que nos encontramos ante un “león” y desencadenará todos los mecanismos de respuesta ante un “peligroso león”.

Rizaldos confirma que las emociones no solo nos "pueden afectar" sino que realmente nos afectan,  pero que eso no quiere decir que las emociones se deban evitar. Simplemente hay que saberlas  manejar. "El bienestar no es simplemente alegría. No hay que forzar la felicidad. Las emociones negativas, como la  tristeza, son vitales para nuestro bienestar. Hay que de algún modo abrazar con atención plena (Mindfulness) las emociones difíciles, en lugar de suprimirlas. Está científicamente demostrado que si te presionas para ser feliz, en realidad acabarás estando menos feliz".

Yo tengo muy claro cuál fue la emoción que tal vez no me provocó, pero que si me detonó el cáncer. Pero no fue hasta que la identifiqué y la procesé que empezó mi curación absoluta. En este sentido Miguel Ángel recomienda: "Os invito a que hagáis un ejercicio práctico de identificación de vuestras propias emociones para posteriormente manejarlas , contestando a estas preguntas: ¿Cómo me siento? Segundo ¿Cómo me quiero sentir? Y tercero ¿Qué puedo hacer para sentirme como yo quiero?".

Cuando bloqueamos nuestra parte psicológica y no verbalizamos, y tampoco trabajamos nuestras emociones, estas se reflejan en enfermedades físicas. Las heridas psicológicas como sentimientos de soledad, abandono, tristeza, fracaso, rechazo y baja autoestima, son mucho más frecuentes que las enfermedades físicas. No podemos, y menos debemos,  ignorarlas.

"Por lo general, los profesionales de la medicina se mantienen fieles al dato de bioquímicos más que al propio relato del enfermo. Si te sientes deprimido o estás muy ansioso durante el tratamiento, te dan pastillas. No  intervienen psicologicamente. Buscan la solución fácil y rápida, que no por ello es  efectiva".

Si padeces una enfermedad física vigila tus emociones. Con suerte ahí está la cura. Debemos poner mucha atención en  el cuidado de nuestra mente, de nuestras emociones, como lo tenemos en el cuidado del cuerpo. Si no puedes solo, pide ayuda. Seguir pensando que visitar un psicólogo es solo para locos, es el peor error en el que podemos incurrir. Así como cuando un dolor de estómago no podemos curarlo con Pepto Bismol y tenemos que acudir a un médico, cuando una emoción se nos sale de control debemos visitar a un psicólogo.



Lo he comentado una y otra vez. La salud depende de nosotros.Si el cuerpo y la mente están en armonía, podemos garantizar un bienestar absoluto. Calma tu mente y te aseguro que tu cuerpo cooperará. No habló por hablar. Lo he comprobado. ¡Aquí estoy!













Psic. Miguel Ángel Rizaldos
Psicólogo clínico con más de 20 de experiencia. Experto en consulta, tratamiento y formación de psicología online.

Centro de Optometria S. Francisco . C/ Iguazú,5028300 Aranjuez, Spain
Tel: +34 645 94 48 15
  • Web: http://rizaldos.com/
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sábado, 6 de junio de 2015

Porqué los sueños deben de continuar



        "El deseo de sanarse siempre ha sido la mitad de la sanación"                                                                       Séneca

Recibir un diagnóstico de cáncer es como recibir una puñalada por la espalda. Pierdes la seguridad de sentirte invencible. La certeza de que son otros los que se mueren, no tú. Acaba con tu paz mental. Te vuelve frágil, indefenso, vulnerable.  Esas pequeñas células malignas se convierten en el centro de tu vida, de tus pensamientos, de tus miedos.


Si, el miedo es un tema que sin duda seguiré tratando con frecuencia.

En entradas anteriores he comentado la importancia de persistir en lugar de desistir. De lo necesario que es ver el lado positivo. Investigar cuántas personas sobreviven al cáncer, más que enfocarnos en aquellas que se mueren. Sin embargo debo reconocer que tampoco es así de simplista. El miedo es un enemigo que no se rinde fácilmente. Siempre está acechando, esperando el momento para volver. Cualquier instante de fragilidad lo hace suyo y nuevamente se apodera de tu mente. Se los digo con conocimiento de causa. Yo tengo siete años de enfrentarlo, y como los alcohólicos es algo en lo que tengo que trabajar todos los días. Se acordarán que les conté que al principio fue tan fuerte y dominó tanto mi vida que resultó una causal importante para que la enfermedad volviera. También les platiqué que logré cambiar muchas cosas para "darle la vuelta a la tortilla" . Y desde luego que me ha servido. Hoy en día logro mantener al miedo con un bajo perfil, hasta que me tocan los análisis de control. Uf!!!! Del día que me practican los análisis al día en que tengo la cita para conocer los resultados, el miedo logra apoderarse de mi nuevamente. No puedo evitarlo. Hago todo  para tratar de vencerlo. Todo lo que les he recomendado que hagan. Sin embargo,  durante unos días el temor está ahí. Tal vez no tan intenso como antes... ¡Mentira! Está ahí tan fuerte como siempre.  Semanas antes de mis citas empiezo a tener síntomas de "recurrencia". Me siento cansada. Me duele aquí y allá. Todos los síntomas que alguna vez tuve, regresan. Pero es un regreso imaginario. No existen realmente. Es mi mente la que los vuelve "físicos" una vez más. Y  unas horas antes de la visita al médico para que les cuento, la paso muy mal. Es entonces cuándo hay que hacer conciencia de que todos esos temores solo están en tu mente e impedir que  nos dominen de nuevo. 

Les platico todo esto por que justamente acabo de realizarme análisis, y estando en el hospital tuve la oportunidad de platicar con muchas personas.
La gran mayoría con un diagnóstico muy reciente de cáncer. Todas me expresaron su miedo. Miedo al proceso y, por supuesto, miedo a la muerte. No es algo que puede evitarse. Hasta el más valiente se tambalea al sentir que puede estar cerca de la muerte. Es natural. Y no hay que esconder nuestros sentimientos. No importa si eres hombre o mujer. No importa si siempre te has sentido fuerte y poderoso. Expresa tus temores. Nadie va a juzgarte por ello. Por lo menos no la gente que te quiere y cuyas opiniones son las únicas que deben importarte. Hablar de tus miedos te servirá de catarsis. El miedo compartido se vuelve menos fuerte, menos intenso. Se vale deprimirse, llorar y volver a preguntarse ¿por qué a mí?

Lo que no se vale es quedarte instalado en ese miedo, por que ello te impediría ver que no todo es tan negro y que tienes oportunidad de vencerlo. Respira profundamente, sécate las lágrimas, retoma las fuerzas y vuelve a la lucha.  El cáncer no es invencible. Muchos sobrevivientes pueden atestiguarlo. Yo entre ellos. 

Y si no puedes solo, busca ayuda. Eso por supuesto que también se vale. Un profesional te podrá guiar para que proceses todo lo que la enfermedad implica. Has lo que sea necesario pero no te quedes estancado en la depresión, en el miedo y en la angustia.

Sin duda es más fácil quedarse ahí, sumido en el dolor y en la depresión, pero ello 
coadyuvará para que la enfermedad gane la partida. En cambio si decides  que eres más fuerte, más valiente y más obstinado que la enfermedad, tus posibilidades de vencer aumentan considerablemente.


Vencerla debe ser  tu objetivo. Lograrlo, tu triunfo. No trunques tus sueños. No te derrotes tú mismo. No eres ni la primera ni la única persona que ha tenido que enfrentarse a una enfermedad grave. Solo tú decides de que lado quieres estar: del lado de quienes vencieron o, por el contrario, del lado de quienes se dieron por vencidos antes de siquiera empezar a luchar. La decisión es solo tuya.







lunes, 13 de abril de 2015

Decide estar 0n, no Off


"Gran parte de lo que llamamos razonamiento, consiste en encontrar argumentos para seguir creyendo en lo que ya creemos"

      James Harvey Robinson (Historiador) 



Mi querida  tía política Dolores Sendler, quién es hermana de mi suegra, es una mujer con una pluma maravillosa. Entre muchas otras cosas ha realizado importantes adaptaciones teatrales sobre la vida y obra de Frida Khalo que se han presentado en diversos recintos de los Estados Unidos. Y ella, a propósito de mi entrada anterior, Desisto o Persisto, me hizo un comentario que además de agradecer me gustó mucho, y que se lee: "'Persistir comienza con 'insistir' en la misma forma que lograr comienza con intentar. Los dos finales son vencedores" ¡Cuánta razón tía Lola!


Pienso que si, desde luego, un final vencedor es la cúspide de toda insistencia y persistencia, pero el trayecto para llegar es también muy importante. Es decir,el insistir y el intentar son tan importantes como el mismo final.  Entender que en el camino puedes caerte. Es válido y natural siempre y cuándo vuelvas a levantarte. No conozco a una sola persona que viva en permanente estado  positivo, con sonrisa eterna. Yo creo que  ni los grandes iluminados pueden escapar de un día "malo". Si hoy amaneciste triste, deprimido o nuevamente con miedos acechándote, date permiso de llorar, de gritar o de desahogarte de la manera que quieras.También hace daño "fingir" que no pasa nada. Guardarte esos sentimientos para que los demás crean que estás bien, tampoco es sano.. Aquí no es cuestión de darle gusto a nadie. Lo importante es estar realmente bien. y eso lleva su proceso. .Yo se que algunos dicen " "¿uy no que muy buena para cambiar sus pensamientos?  Mira que deprimida está hoy". Pero no me engancho  con esos  
comentarios, como tampoco permito  que el sentimiento cambie todos mis pensamientos, ni los logros que he conseguido.
.
Deja pasar ese mal momento y una vez más insiste, persiste. Visualiza ese final vencedor y aunque de pronto te detengas, nunca desvíes el camino. Retoma el nivel de tus pensamientos positivos y sigue hasta lograr que la mayor parte del tiempo estés "on" y no "off"



Los pensamientos negativos son los principales promotores de la ansiedad y por ende de los desequilibrios físicos y emocionales. Y son pensamientos que nosotros decidimos tener. Creemos que somos lo que pensamos, y que lo que pensamos es verdad solo por que nosotros lo pensamos. Y eso es falso, nosotros somos más, mucho más que nuestros pensamientos. 

Los pensamientos los ponemos en la mente la mayoría de las veces sin darnos cuenta. De pronto ya están ahí, instalados y convertidos en creencia. Por ejemplo "siempre que piso el suelo descalza me da gripa". Un día que la pasé  descalza me dio un gripón tremendo y le achaqué la enfermedad a ese hecho. Es decir, yo decidí pensar que si pisaba el suelo sin zapatos me daría gripa. Accidentalmente había pasado una vez y de ahí en adelante lo di por hecho.  Mi pensamiento se volvió una certeza. ¿Me explico? El pensamiento no entró solito. Yo lo puse ahí. Y si tuve la capacidad de ponerlo, también tengo la capacidad de quitarlo.  Y así con cada uno de los pensamientos negativos que tenemos. Todo es cuestión de voluntad. Nuevamente de insistir y de persistir en lo que queremos y no en lo que fortuitamente creemos.


Los que saben mucho de este tema aseguran que, cuando  tienes una creencia,  tu mente con su atención y percepción, hace todo lo posible para demostrarte que tu creencia es verdad. Es decir, la mente fija su atención solo en esos detalles que van a permitir que la creencia persista. Un ejemplo tal vez simplista pero que demuestra lo anterior: si piensas que no existe una pareja adecuada para ti, tu mente maximizará los defectos de todas las personas que se te acerquen impidiéndote ver aquellas cualidades que te harían feliz. Por ende se mantendrá  tú creencia de que no existe esa persona que necesitas. Y lo mismo sucede en todos los aspectos de nuestra vida: Salud, trabajo, economía


¿Cómo podemos deshacernos de esos pensamientos negativos e instalar en su lugar pensamientos positivos? 

Primero tienes que querer hacerlo y después empezar a trabajar en ello. Tienes que hacerte absolutamente consiente de lo que piensas.Literalmente "cacharte" cada vez que tienes un mal pensamiento para así poder desecharlo.Yo sugiero cargar siempre con una libreta.y anotar el "pensamiento negativo" cada vez que te descubras pensándolo, y en su lugar escribir el "pensamiento positivo". No existe la felicidad = A todos lados a dónde volteo veo gente feliz. 


Poco a poco lograrás sustituir lo negativo por positivo. Es un trabajo duro. No es fácil por que tenemos que romper con nuestro esquema de pensamiento de años y años. Pero se puede. Insiste, persiste.  En el camino irás viendo resultados,  lo que ya de entrada será un logro que al paso del tiempo te llevará a ese final vencedor que todos queremos.

Me encantaría que esta semana lo intentaran y me dejaran aquí sus comentarios. Todos podemos aprender de todos. ¿Les parece?

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Desisto o Persisto?


"Aquel que teme ser conquistado seguramente será derrotado" 

Napoleón I


                                                                   
En una entrada anterior les conté de cómo el miedo fue un factor fundamental para que el cáncer volviera. Hoy quiero ahondar un poco sobre este tema. Sobre esta emoción que sin duda es la que más frena el desarrollo humano: el miedo.

Pedirle a alguien que no tenga miedo ante determinada situación, es como pedirle que no tenga frío en invierno. El miedo está ahí, en todos nosotros, y es un tema que ha sido profundamente estudiado y del cual se tienen diversos enfoques. Para algunos constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa activado por una amígdala del cerebro. Unos más aseguran que se debe meramente a un asunto emocional, y otros tantos que depende estrictamente del carácter de cada persona.

El caso es que existe y todos lo hemos percibido alguna vez. El problema es cuando el ataque de miedo no va en concordancia  con la intensidad del peligro. Miedo neurótico, le llamó Sigmund Freud. 


Aquí un ejemplo.. A mi nadie me había dicho que ya era un hecho que me iba a morir. Nunca ni siquiera me lo sugirieron.  Sin embargo yo todos los días me "veía" en mi funeral. Como consecuencia realmente me estaba muriendo. En primera  porque en lugar de disfrutar cada día, me la pasaba sufriendo y llorando. ¿De qué me servía estar viva entonces? Y en segundo lugar, y lo más peligroso, ese miedo exacerbado si podía convertirse en la causa real de mi muerte. Y ahí les va por qué. La ansiedad constante evita que el sistema inmunológico funcione de manera correcta y al no hacerlo se bloquean las defensas que nos ayudan a vencer la enfermedad. Por si fuera poco, el miedo provoca que nuestra atención esté puesta todo el tiempo en la situación negativa del evento. Así que sistema inmune deteriorado más pensamientos negativos, igual a escasa protección para nuestro organismo. 



¿Qué hacer entonces? Fomentar el valor, que es lo único que va a lograr que venzamos nuestros temores. Parece simplista, pero no lo es. Cuando cambias tus pensamientos de inmediato cambian los resultados. 


                                                                     

Si es verdad que el miedo se produce en la amígdala cerebral, pues ahí también se producen otras emociones como el afecto. Y tu decides a quien querer ¿cierto? Bueno, pues entonces también decide a qué tenerle miedo o a no tenerlo. Si es real que la causa es  emocional,  pues practica actividades que te ayuden a controlarlo, como la meditación. Y lo mismo si es por una cuestión de carácter. La solución en todos los casos está en ti.

A mi lo que me ayudó a controlar mis temores fue el mantenerme informada. Pero no con la información que los demás quieren proporcionarnos, y que originalmente era la única que yo veía, sino con la que yo quería tener,  que era la información positiva.
Si se dan cuenta, siempre se destaca la información negativa: "El cáncer mata a  X número de personas al año" ; "Fulanito fue vencido por el cáncer"; "El cáncer de mama, primera causa de muerte". Bueno, pues igual que  yo lo hice les invito a darle la vuelta  y a buscar el otro lado de la moneda. "¿Cuántas personas sobreviven al cáncer?" Se darán cuenta que son más de las que se mueren.  "De las mujeres con cáncer de mama,  ¿cuántas lograron vencerlo?" También es muy importante el número de sobrevivientes.  "Mira, Fulanito ya está sano". Es increíble cuántas personas han vencido, sin importar en que etapa estaba su enfermedad.


Tú vas a decidir de que lado quieres estar. Entre los perdedores o entre los triunfadores. Cuando veas y aceptes como verdadero el  lado positivo, tu enfoque estará puesto en la solución y no en el problema. Tu sistema inmunológico se activará logrando así incrementar de manera notable las posibilidades de éxito. Y esto aplica para todo en la vida, no solo para una enfermedad.

¿Es difícil lograrlo? Más que difícil es una cuestión de disciplina. Cada vez que  te llegue un pensamiento negativo, no te enganches en él. Déjalo pasar y sustitúyelo por un pensamiento positivo.  "Tengo cáncer y el cáncer mata" (pensamiento negativo). "El cáncer no es incurable, mucha gente lo ha demostrado" (pensamiento positivo). Este es un ejercicio que si lo haces con la suficiente constancia pronto será un hábito.

Tus pensamientos y tus acciones deben caminar juntos. Estás en tratamiento para curarte ¿Entonces por qué no habrías de curarte? ¿Por qué tu, precisamente tú, vas a ser vencido? ¿Por qué si otros han podido, tú no? 

Siempre que la vida te ponga en un predicamento como este pregúntate que quieres hacer. De qué lado quieres estar. ¿Desisto o persisto? Y responde: Persisto. Persisto. Persisto. Y hazlo con valor. ¡Si se puede!




viernes, 20 de marzo de 2015

Cómo Yo, Tu puedes

"Échale ganas" siempre han sido las palabras que menos queremos oír quienes estamos pasando por una mala situación de cualquier índole. Creemos que la gente  las dice como culpándote por  estar en la situación en la que te encuentras. Si todo fuera cosa de echarle ganas, nos decimos, no estaría enferma. ¿Creen que estoy padeciendo esta situación financiera por que no le echo ganas? ¿Mi  matrimonio terminó por qué no le eché ganas? ¿Mi vida es un desastre sólo por qué no le echo ganas? Y con una media sonrisa les decimos "gracias" a esas personas  que nos dicen la frasecita, pero por dentro les estamos diciendo "púdrete". Esa es la verdad.




Pero yo les tengo una noticia, y espero que no me digan ¡púdrete! La realidad es que si. ¡Absolutamente si! Todo es cuestión de echarle ganas. Se dice que la fórmula para tener éxito en cualquier aspecto de tu vida está compuesta por un 15% de Aptitud y un 85% de Actitud. Puedes tener todos los conocimientos; toda la medicina y los tratamientos disponibles; el mejor trabajo; todo el dinero. Pero si no tienes la actitud correcta nada te servirá de mucho.




Lo viví. Soy prueba de ello. Mientras tuve una actitud negativa el cáncer volvió. Se que si no hubiera cambiado esa actitud, hoy no estaría viva. Lo hice y por supuesto con eso tenía la mayor parte de la guerra ganada, pero también empecé a buscar el restante 15%. No podía dejar a un lado la "aptitud". En este caso los tratamientos médicos eran parte de ese 15% y por supuesto que los seguí y los sigo al pie de la letra. Sin embargo sentía que me faltaba más. Y tomando en cuenta que el conocimiento es poder, decidí aprender todo lo que pudiera y así lograr llevar mi vida a dónde yo quería, que era la sanidad total. Desde entonces he estudiado toda clase de terapias alternativas: desde psicología Gestalt hasta hopono hopono, pasando por meditación y yoga de la risa. En algunos me he adentrado más que en otros, pero sin duda cada uno de ellos  ha sido de gran utilidad.


Así aprendí que "échale ganas" es  mucho más que una frase hecha. No hay que ponerla en un saco roto. Todos podemos conseguir lo que queremos si le echamos ganas. Si ponemos todo de nuestra parte para lograr nuestros objetivos. Pero es nuestra decisión. Nadie va a hacerlo por nosotros. Esto nos tiene que quedar muy claro. Tenemos que tomar el control. Y para tener el control de nuestra vida, tenemos que controlar nuestra mente y con ello nuestros pensamientos,  lo que dará como resultado que nuestras actitudes sean distintas. Ser positivos no es una moda ni un estado de ánimo. Ser positivos debe ser un estilo de vida. La clave es  crear pensamientos correctos y perfectos. Todo lo que pongas en tu mente hoy se verá reflejado en tu realidad en un futuro. Si piensas que eres un triunfador, tienes razón. ¡Lo eres! Si piensas que eres un perdedor, también tienes razón. ¡Lo eres!

Tu decides que quieres. A dónde vas, y en que condiciones vas a vivir el resto de tu vida. Nadie más. Tú, tu mente y tu decisión son todo el poder.

viernes, 13 de marzo de 2015

Miedo+Pensamiento+Creencia=Certeza


Así pues, todos esos miedos que día con día me persiguieron por año y medio. Todos esos pensamientos negativos que me hacían visualizar que el cáncer volvería. El estar tan pendiente de la enfermedad, en lugar de en  la salud. Todo eso se hizo realidad. El cáncer volvió. Escuchar por segunda vez que tu cuerpo está siendo atacado por esas células malignas  que pueden acabar contigo, fue devastador. Tenía que volver nuevamente al quirófano, y por la localización del tumor, y la manera en que los médicos debían "entrar" para extirparlo, existía un enorme riesgo de que cortaran la vena aorta y me muriera desangrada en plena plancha. Gracias por avisarme doctor.

Me senté a escribir una larga carta a mi hija. Era mi despedida. Ella nunca la leyó. Pero para mi fue como dejar mi testamento.

Llegó el día de la operación. Un camillero apareció muy sonriente en el cuarto. Señora, nos vamos.  Era mucho antes de la hora pactada. Pero me aseguró que ya lo habían mandado por mi. Yo estaba sola, lo que no era común  No pude despedirme de nadie. No hubo un beso. Ni una bendición. Tuve miedo de pensar que no volvería a ver a mi familia. Si algo me pasa mi mamá va a morirse de dolor por no haberme visto,  pensaba mientras recorría el hospital a toda velocidad, como si el camillero tuviera una prisa enorme por llevarme al matadero.

La operación duró muchas horas. Según mi doctor fue más complicada de lo esperado. Me quitó un montonal de cosas. Nomas me dejo el corazón para que no me muriera. Y desperté. Recuerdo que abrí los ojos en la sala de recuperación. Había más personas ahí. Una señora se quejaba mucho. A mi no me dolía nada. De plano hasta empecé a tocarme para comprobar que estaba viva. Nadie me hacía el menor caso, pasaban los minutos y empezó a entrarme una enorme desesperación. Sabía que mi familia iba a estar preocupada por que no acababan de subirme a mi cuarto, Por fin pasó junto a mi una enfermera, y al preguntarle cuánto tiempo más me tendrían ahí me contesto: "No sabría decirle, todos los camilleros están en la cena de navidad del hospital". Poco me faltó para levantarme e irme caminando.

Me recuperé pronto. Tuve que someterme nuevamente a varias sesiones de radioterapia, pero ni estás ni la quimioterapia que antes me habían dado lograron tumbarme. Una serie consecutiva de lo que yo percibía como pequeños "milagros" me fueron dando una gran fortaleza. Mi marido fue un ancla muy importante. Primero cuándo me hizo comprender que mi realidad era la que estaba viviendo y que tenía que enfrentarla, y luego cuando un día al pasar frente a una funeraria volteó a verme, yo creo que leyendo mis pensamientos, y me dijo; En lugar de verlo como un mal augurio, velo como una gran suerte, No estás ahí. ¡Guau! Eso fue un gran detonante, aunado a mis enormes deseos de vivir y de ver crecer a mi hija, Ese día algo cambió en mi mente.

Decidí que bajo ninguna circunstancia iba a morirme. No quería morirme, y por lo tanto no lo iba a permitir. Tenía, y tengo, tantas cosas aún por hacer, que para lo último para lo que tengo tiempo es para morirme. Y fue justo en ese momento cuando comprendí que "echarle ganas" SI era una opción. La mejor opción. Han pasado 5 años desde que le estoy "echando ganas" y aquí estoy. Mejor que nunca. Estoy viva. Estoy sana. Estoy viendo a mi hija cumplir 21 años. ¿No puedo pedir más? Si, si puedo. Aún me falta mucho por ver. ¿Y saben qué? "Échale ganas" es el mejor consejo que he podido recibir.

lunes, 9 de marzo de 2015

La frase problema


"Échale ganas! se convirtió en la frase más molesta. No había persona que no me la dijera. Todo el que me hablaba para preguntar por mi salud terminaba diciéndome "échale ganas". Si claro, pensaba yo, cómo si fuera así de sencillo. ¿Qué creen todos? ¿Qué me quiero morir? Qué estupidez. Si solo se tratara de écharle ganas no estaría en estas condiciones.
 Y pasó un año y medio, mismo que  viví sumergida en el más absoluto de los terrores. Despertaba sobresaltada por las noches pensando en la muerte. Mí muerte. No había un minuto del día en que no pensará en eso. Todas las funerarias y carrozas fúnebres se me "atravesaban" en el camino. Seguro es un aviso, decía yo. Cuándo iba al súper, al formarme en la caja para pagar, tomaba una revista para hojearla y ahí estaba un artículo que en letras que me parecían gigantescas y casi con destellos para llamar mi atención se leía: "Fulanito pierde la batalla contra el cáncer". En esa época muchos famosos se murieron de cáncer, y una gran parte de ellos, de cáncer de colón para acabarla de amolar.  Y qué tal si..., si me dolía el estómago,me decía ¿Será qué...? Todo lo veía como un macabro aviso. Mi salud mental, y también la de mi familia contagiada por mi angustia constante, estaba en juego. No se puede vivir en tal estado de pánico. Cada tres meses tenía que acudir a hacerme nuevos análisis, y cuando iba por los resultados tenía que tomarme un tafil o corría el riesgo de que me diera un infarto. Cuando entraba a la consulta  con el doctor apenas y podía saludarlo. Solo le pedía en un estado casi de histeria que me dijera si todo estaba bien. Y la enfermera del doctor no dejaba de asegurarme: "Acuérdese que la actitud es muy importante". Si, claro ¡échale ganas! ¿Qué nadie puede entender lo que me pasa?
Y yo los lloré a todos. Los sufrí más que nadie. Cáncer, cáncer, cáncer era la única palabra que día y noche estaba presente en mis pensamientos. Si me dolía la pierna pensaba
No podía con esto. Todos los días me repetía que no me lo merecía. No podía entender por qué me estaba pasando a mi. No es posible, si he sido buena persona, buena hija, buena esposa, buena madre. Nombre era yo casi una santa. Más aún, una mártir. ¿Por qué a mi? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí? Y pasó el año y medio con el único pensamiento, por no decir certeza, de que el cáncer iba a volver. Y volvió

sábado, 7 de marzo de 2015

Y la historia inicia


Esta historia comienza como todas, en un día que parece cualquier otro. Hasta que te das cuenta que fue el día. Ese que cambió tu vida. Existen infinidad de acontecimientos que van marcando tu existencia. Has pensado que si tus papás no se hubieran encontrado esa escuela camino a casa donde pasaste tus primeros años ¿tu mejor amigo tal vez sería otra persona? O qué tal ¿si en el momento que te cruzaste en la universidad con quien se convirtió en el amor de tu vida, a uno de los dos se le hubiera caído un lápiz y jamás se hubieran visto? Dicen que el hubiera es tiempo pendejo. Lo qué pasó pasó. Si, y hagas lo que hagas siempre va a haber muchos hubieras. Es el destino, dicen algunos. Así me tocó vivir, dicen otros. Yo no tengo la menor idea si venimos a este mundo con un destino previamente marcado. No voy a entrar en detalles religiosos ni científicos. Cada quién tiene sus propias creencias. Lo que si puedo decirles es que todos los días me pregunto ¿Cómo sería mi vida hoy si no me hubiera dado cáncer?


Estoy cierta que sería completamente distinta. No solo por los estragos físicos que me causó, sino por cómo cambió mi manera de ver la vida. Y cambió por que enfrenté a la muerte.Cuándo te das cuenta que todo esto que tienes se puede acabar. Cuándo entiendes de verdad que no solo se mueren los otros. Cuándo un coche último modelo ya no es ni por poco lo que te causa una gran alegría. Ese día se convierte en tu peor pesadilla. Todos los miedos empiezan a acecharte. Las lágrimas podrían formar un nuevo océano. No sabes ni a qué y mucho menos a quién reclamarle, pero reclamas. La única pregunta que martillea tu mente es ¿por qué a mí? Cómo si fueras un ser intocable. Y claro, es que hasta ese momento así lo creías. Y entonces empiezas con una interminable lista de hubieras. Si no hubiera fumado... Si no hubiera comido tanto chile... Si no me hubiera puesto esa borrachera hace 20 años... Si hubiera ido al doctor cada mes... Si hubiera... Si hubiera... El caso es que tenía que enfrentarme a un cáncer de colón, y a las palabras de todo el mundo recomendándome "échale ganas".