lunes, 14 de noviembre de 2016

Hoy quiero ser tu voz



Hace algún tiempo que no escribo. Y es que los que hemos tenido cáncer de pronto somos renuentes a hablar del tema porque sentimos que cada vez que lo hacemos revivimos esos momentos difíciles.
El cáncer tiene un enorme poder sobre nosotros. Nos quita la tranquilidad. Esa creencia a la que los seres humanos nos aferramos inocentemente de  que a nosotros nunca nos pasará nada, y que son otros los que se mueren, nos es arrebatada de golpe. Una fantasía más que se escapa de nuestras manos. Una abrumadora verdad que nos restriega en la cara lo frágiles que somos.

Hoy, mi querida amiga Lourdes, Lerdez como te decimos quienes te queremos, mi voz es tu voz.

El cáncer te quita la paz, y  muchas otras cosas más. En mis, afortunadamente,  muchos momentos de optimismo he  promulgado y agradecido que el cáncer no me mató. Pero de pronto, mi mente que es muy traicionera me hace ver que no sólo perdí parte de mi cuerpo, sino también la  capacidad de sentirme una mujer completa. Y cuando enfrento mis propios fantasmas es cuando me doy cuenta que sí, el cáncer logró matar algo en mí. Mi vida dio un giro inesperado. De pronto el camino se torció y me obligó a tomar un rumbo distinto. Ya no era un camino recto, con una meta clara. Ahora había que sortear obstáculos, aprender a agarrar las curvas a una velocidad extrema y detenerse intempestivamente cuando menos lo esperabas. El camino se volvió incierto. Todo dejó de ser claro Todo dejó de ser fácil.  Sientes que pesa sobre ti una eterna condena de muerte, Temes que ese enemigo mortal regrese. Temes que tu vida se vea truncada en el momento menos esperado. Temes... temes... temes...

El cáncer es un maldito cobarde que llega agazapado, que se mete en tu sangre, que se  apropia de tus células y te grita de pronto "aquí estoy"; ahora, si puedes, trata de vencerme. Es entonces cuando escuchas ese grito que proviene de tu instinto de superviviencia: ¡¡¡Quiero Vivir!!!

Empieza la lucha interna entre hacer caso a ese instinto o sucumbir al dolor y darte por vencida. Observas alrededor y sientes que tu enfermedad estorba. Qué a algunos les parece que tu vida dejó de ser importante en el  momento en el que el médico te vio a los ojos y te dijo "Tienes cáncer". Te sientes  sola,  y lo peor hasta te sientes culpable. Pocos  podrán comprenderte.  Muchos no entienden que quieras vivir así. Mejor que se muera, piensan algunos.  Perdónenme. Por favor perdónenme si estorbo. Perdónenme si causo molestias. Perdónenme si vivo. Perdón, perdón, perdón, pero no quiero morirme.

El cáncer provoca un desgaste físico sin duda, pero también emocional y estúpidamente el peor de todos, un  desgaste económico. Tu vida entonces vale lo mismo que el seguro de gastos médicos. Si lo tienes, te ayudará a sobrevivir hasta que se gaste el último peso. Si no lo tienes, tu vida se convierte en un problema. Los amigos desaparecen. Las familias se dividen. El dolor crece. ¡Qué triste!

Y es ahí cuando el cáncer empieza a mostrar sus enseñanzas. A
poner ante ti su mejor cara, si es que esto es posible,. El cáncer te da la oportunidad de reinventarte; de reconocer tu capacidad de lucha. de tolerancia; de aprender a perdonar; te enseña a apreciar la vida y a esperar la muerte con dignidad;  El cáncer te enseña que eres mucho más fuerte de lo que pensabas. Te ofrece la capacidad de entender porque te aleja a personas que no tenían que estar en tu vida y te acerca a aquellas que le dan un enorme valor a tu existencia. El cáncer te muestra que eres más que un cuerpo. Te enseña a tener fe, El cáncer es un maldito enemigo difícil de vencer, que deja secuelas en tu cuerpo y en tu mente,  pero es también un gran  maestro. Si logras pasar el examen te dejará enseñanzas que harán de ti una mejor persona. Si a pesar de la lucha el cáncer  gana, heredarás un gran legado de fortaleza, de pasión y sobre todo de amor, y habrás ayudado a  aquellos quienes  decidieron acompañarte en el proceso a demostrar su calidad como seres humanos.Y ojalá, solo ojalá, quienes por el contrario  mostraron su verdadero rostro: el de la incomprensión, el de la falta de empatía, el de la escasa compasión, comprendan que el cáncer no fue tu culpa. No lo trajiste a tu vida para molestar a nadie. Tal vez entonces se den cuenta que aguantar tanto dolor fue sólo un acto de amor. De amor a la vida, y hacía aquellos a quienes tú amas y a quienes no quieres dejar de ver y sentir. ¿Acaso eso es tan malo? ¿Acaso tratar de sobrevivir es un pecado? ¿Acaso debes dejarte vencer sólo porque para algunos eres un estorbo? ¿Acaso tus derechos terminaron por tener cáncer? ¿Acaso dejaste de merecer la vida? ¿Acaso el cáncer se llevó tu dignidad humana? Si, tal vez el cáncer te quitó todo, pero nunca el orgullo de saber que por amor luchaste hasta el final.

Si Lerdez, mi voz es hoy y será siempre tu voz. Eres la mejor maestra de vida que pudiera tener,   Te admiro y te deseo que a partir de este momento suceda lo mejor para ti. Yo se que donde quiera que estés siempre estarás bien. Aquí o más allá de esta vida.  Te lo mereces y pasarás a la historia de quienes te conocemos como una gran guerrera. Te admiro y siempre, pase lo que pase, serás un gran ejemplo para mi. Has luchado toda tu vida contra enormes enemigos. Siempre supiste hacerlo. Siempre pudiste vencerlos. En tu honor nunca me dejaré vencer, y haré de tu historia un himno de esperanza para todos quienes están en la lucha. ¡Hoy doy gracias por tu vida!